Al
igual que la Educación 2.0, la Educación 3.0 surge de un cambio social
impulsado por un cambio tecnológico.
Para algunos, este desarrollo se encuentra aún lejano, pero para otros la transición ya es real y la Educación 3.0 se encuentra “a la vuelta de la esquina”. A primera vista, el paso de la Web 2.0 a la Web 3.0 supone un avance en la inteligencia virtual colectiva, pero, en realidad, va mucho más allá. “La Web 3.0 es aquella que se ha generado gracias a las posibilidades de interacción entre las personas, cuyo espacio más representativo son las redes sociales, potenciando la valoración de contenidos” (López yBasilotta, 2012). Asimismo, se busca que el Internet se convierta en una plataforma más inteligente, más personalizada y más contextualizada. Por analogía, la Educación 3.0 “[...] debe evolucionar hacia formas de aprendizaje que hagan uso de los espacios invisibles para construir conocimiento práctico y valioso a nivel personal y social” (Cobo y Moravec, 2011) y supone la oferta de oportunidades educativas trans-institucionales y trans-culturales en las que los mismos estudiantes desempeñarán el papel de creadores del conocimiento compartidos a través de las redes sociales (Rosique, 2009).
Para algunos, este desarrollo se encuentra aún lejano, pero para otros la transición ya es real y la Educación 3.0 se encuentra “a la vuelta de la esquina”. A primera vista, el paso de la Web 2.0 a la Web 3.0 supone un avance en la inteligencia virtual colectiva, pero, en realidad, va mucho más allá. “La Web 3.0 es aquella que se ha generado gracias a las posibilidades de interacción entre las personas, cuyo espacio más representativo son las redes sociales, potenciando la valoración de contenidos” (López yBasilotta, 2012). Asimismo, se busca que el Internet se convierta en una plataforma más inteligente, más personalizada y más contextualizada. Por analogía, la Educación 3.0 “[...] debe evolucionar hacia formas de aprendizaje que hagan uso de los espacios invisibles para construir conocimiento práctico y valioso a nivel personal y social” (Cobo y Moravec, 2011) y supone la oferta de oportunidades educativas trans-institucionales y trans-culturales en las que los mismos estudiantes desempeñarán el papel de creadores del conocimiento compartidos a través de las redes sociales (Rosique, 2009).
Hasta
ahora, la actividad educativa está generalmente limitada a entornos personales
de aprendizaje cerrados. Por ejemplo, espacios virtuales administrados por
profesores a los cuales se accede por invitación, lo cual reduce las redes de
contactos posibles y, por lo tanto, disminuye la heterogeneidad del sitio y la
creatividad de los proyectos que se desarrollen en él. Además, se pierde la
oportunidad de aprender y colaborar con desconocidos. En cambio, en los
entornos personales de aprendizaje abiertos de la Web 3.0, es decir, en las
redes sociales, estos inconvenientes desaparecen. Además, se fomenta el
aprendizaje informal colaborativo, ya que unos aprenden de otros fuera del
aula, se estrechan lazos sin límites geográficos y temporales y se crean
espacios de empoderamiento que potencian la libertad de expresión y el
ejercicio de la creatividad. Asimismo, se incrementa la eficacia y facilidad
del uso práctico de las tecnologías de información y comunicación (López y
Basilotta, 2012).
Al igual que las redes sociales, las aulas de la Educación 3.0 deberán ser “[...] un espacio abierto, de experimentación, de aprendizaje práctico, de adquisición y desarrollo de competencias básicas para la formación de ciudadanos hábiles para una nueva sociedad” (López y Basilotta, 2012). O en pocas palabras: un aula más abierta y más cercana al mundo exterior. Sin embargo, para lograr esto, no basta solo el uso de la tecnología y la Web 3.0. El profesor también deberá transformarse y funcionar como un guía para sus alumnos entre toda la información disponible en Internet. El docente deberá identificar, recolectar, organizar y difundir el mejor contenido a sus estudiantes sobre un tema en específico. Así, el alumno se integra, produce e interactúa en la red social de aprendizaje, pero al mismo tiempo, da retroalimentación y aplica sus nuevos conocimientos. Esto significa que todos se convierten en co-aprendices y co-educadores y los estudiantes aprenden a trabajar, compartir y ayudar al otro en prácticamente cualquier contexto (Cobo y Moravec, 2011).
Al igual que las redes sociales, las aulas de la Educación 3.0 deberán ser “[...] un espacio abierto, de experimentación, de aprendizaje práctico, de adquisición y desarrollo de competencias básicas para la formación de ciudadanos hábiles para una nueva sociedad” (López y Basilotta, 2012). O en pocas palabras: un aula más abierta y más cercana al mundo exterior. Sin embargo, para lograr esto, no basta solo el uso de la tecnología y la Web 3.0. El profesor también deberá transformarse y funcionar como un guía para sus alumnos entre toda la información disponible en Internet. El docente deberá identificar, recolectar, organizar y difundir el mejor contenido a sus estudiantes sobre un tema en específico. Así, el alumno se integra, produce e interactúa en la red social de aprendizaje, pero al mismo tiempo, da retroalimentación y aplica sus nuevos conocimientos. Esto significa que todos se convierten en co-aprendices y co-educadores y los estudiantes aprenden a trabajar, compartir y ayudar al otro en prácticamente cualquier contexto (Cobo y Moravec, 2011).
Video cortesía de AulasTics
Claudia Viridiana DiezMartínez
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